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ANTICIPACIÓN, el elemento clave para este año 2019

Artículo de opinión | Antoni Abad, presidente de la Cecot
A estas alturas, más allá de confirmar que el 2018 ha sido un buen año por las empresas asociadas y para la economía catalana en general, quiero transmitir un mensaje en positivo también para el 2019.

Posiblemente el crecimiento experimentado en los últimos años se verá moderado en este ejercicio pero, lejos de cualquier conato alarmista, continuaremos con un buen ritmo de actividad empresarial y económica, y creciendo por encima de la media europea, según el BCE la Eurozona crecerá un 1,9% el 2018 y la previsión por España es de un 2,6%.

Aun así no podemos obviar que, pese al crecimiento previsto de nuestra economía, hay factores que tenemos que tener en cuenta para este 2019 y que pueden influir en una previsible desaceleración de la economía mundial como por ejemplo la finalización de los estímulos monetarios y la retirada de apoyos por parte de los bancos centrales que podría ocasionar un incremento de los tipos de interés en la segunda mitad del año, o bien, el resurgimiento del proteccionismo tanto de mercancías como de capitales; solo hay que seguir el desarrollo de las negociaciones del Brexit o la guerra comercial entre China y los EE.UU., que incidirán de una manera u otra sobre nuestra economía. A nivel de España, la deuda pública continuará siendo una de las principales preocupaciones este año, pero me reitero en el hecho que mantendremos un crecimiento moderado por encima de la media europea.

Eso sí, tenemos que recuperar la estabilidad y generar confianza y eso pasa también por contar con unos presupuestos, tanto los generales del Estado como los de Cataluña, que permitan proponer acciones y priorizar inversiones que reimpulsen la actividad económica y nos permitan, colectivamente, ganar en competitividad. Necesitamos certezas para poder plantear nuevos proyectos o retos empresariales porque con más actividad empresarial tenemos más posibilidades de generar excedentes para incrementar los recursos y mejorar los niveles de bienestar de nuestra sociedad. Esa es la razón por la que durante este ejercicio pondremos el énfasis en el factor tiempo y la necesidad de anticiparnos a problemáticas de un futuro próximo.

Últimamente estamos experimentando la tensión que comportan los cambios de modelos económicos o modelos de negocio en sectores como el de la movilidad (taxi y VTC) o en el retail, el comercio de proximidad (e-commerce y logística), para dar dos referencias. La irrupción de las nuevas tecnologías, la transformación digital de las empresas o la robotización, entre otros muchos factores, están provocando unos entornos VUCA que tienen una afectación directa no solo en la actividad empresarial sino en la sociedad del bienestar y, en consecuencia, sobre la cohesión social. En la Cecot no entendemos un progreso empresarial desvinculado del progreso social y por eso siempre hemos expresado la necesidad de definir propuestas o reformas estructurales de manera cooperada y compartida entre administraciones y agentes sociales, estamos convencidos de los buenos resultados que nos puede aportar colectivamente, el empoderamiento social.

Si sabemos del cierto, y todos lo sabemos, que el sistema de pensiones tiene que evolucionar; si sabemos que, por demografía poblacional, España necesitará incrementar la población activa si se mantiene el ritmo de crecimiento económico; si sabemos que la implementación de tecnología provocará la destrucción de puestos de trabajo no cualificados, ¿por qué no empezamos ahora ya a trabajar para paliar las consecuencias? ¿Por qué no anticiparnos? Definir y proponer políticas de formación y acompañamiento, o políticas de familia y natalidad, o políticas migratorias o de subsidiariedad requiere de tiempo. Y también lo requiere ponderlas en práctica, testearlas y ver su impacto real para validarlas. Para poner un ejemplo, a pesar de contar con la segunda tasa de paro más alta a Europa, estamos detectando un aumento de la demanda de profesionales cualificados en determinados sectores que no se puede cubrir por la carencia de estos perfiles en nuestro mercado laboral. Habría que definir una política de selección de profesionales en sus países de origen y, por otro lado, se tendría que actuar en nuestro modelo de formación profesionalizadora.

Ahora ya tenemos que pasar del escucharnos al debatir y actuar, tenemos que empezar a implementar propuestas, testearlas, corregirlas, mejorarlas y continuar desarrollándolas porque adaptarnos a los cambios del entorno no es de efecto inmediato y debemos anticiparnos.